sábado, 26 de julio de 2008

“Cuando el Señor les dé un milagro deben creerle”

Ceferina Prado es un ejemplo de la perseverancia en el camino de la fe. Durante sus 53 años de cristiana ha podido notar la mano de Dios en su vida, así también ver los inicios de la iglesia La Hermosa.

Al entrar nos recibe su hija Esther Pino y en la sala la señal de Enlace TBN impregna el ambiente hogareño. Ella refiere que su madre hace pocos meses atrás tuvo un accidente en la cadera que la tiene convaleciente, apenas puede caminar, pero “Cuando estaba bien, iba los domingos desde las 7 de la mañana hasta la noche”.

Doña Ceferina Prado tiene que batallar diariamente con la hipertensión y el peligro de derrame cerebral debido a su avanzada edad, pero a sus 77 años parece no importarle, pues vive por fe. Nos confiesa tímidamente que aceptó a Jesucristo en su vida a los 24 años, luego de casarse. “Cuando vivía en Huachipa y trabajaba en el campo me invitaron a una casa y estando allí sentí un quebranto y acepté a Cristo”, dice, mientras se coge sus manos y recorre su cabellera blanca y recogida explorando algunos recuerdos de su memoria.

Mientras conversa con Hermoso Amanecer, Ceferina Prado por momentos logra fijar su vista a uno de los programas de Enlace, canal que la acompaña en su comunión con Dios, al igual que no se “desprende” de la congregación a la iglesia La Hermosa, a la cual vio nacer en sus más de 53 años de conocer al Señor.

La presencia de Dios

Doña Ceferina y sus hijos han sido testigos de la mano de Dios en sus vidas. En varias oportunidades cuando pasaban urgencias económicas y no tenían qué comer, se juntaban y oraban. El Señor era lo único a quien se aferraban. No pasaba mucho tiempo cuando su oración era respondida y venían personas trayéndoles comida, así aprendieron a vivir por fe.

Su hija Esther se acerca agachándose al sillón que cobija a Ceferina para recordarle que fue aproximadamente en 1972 cuando se encontraba muy enferma y los doctores durante 10 largos años no curaron la enfermedad que padecía. Prado, a la sazón una de las pioneras de La Hermosa, recuerda los intensos dolores a la columna que sufría, mientras logra hacer un esfuerzo por tocarse la espalda con sus manos, en razón del reumatismo que le detectaron los médicos.

Toque Divino

Se toca el corazón mientras trae a la memoria cuando le pidió perdón a Dios por su falta de fe en esa ocasión. Llorando le decía que se arrepentía de su mal proceder. Ese día al regresar a casa y luego de guardar sus recetas médicas se puso a orar y notó -tácitamente palpó -, la mano de Dios en su cuerpo, pues ya no sintió dolor alguno, como lo venía arrastrando hace una década. Asimismo, aconseja a los cristianos que “Cuando el Señor les dé un milagro deben creerle y no hacer caso a las mentiras del diablo”, manifiesta con mano firme. Por ello, “En esos momentos cuando recorren por la mente esas voces negativas y nos hacen dudar y perder la fe, debemos reprenderlas en el nombre de Jesús y empezar a creer”, como le enseñó un pastor años atrás, menciona.

Hace 3 años, una vez más, el Señor se glorificó en Ceferina, cuando en el Seguro le detectaron diabetes y encima tenía infección en los ovarios, fiebre y cólicos; sin embargo, cuando logró atenderse en otro hospital, la diabetes había desaparecido de su cuerpo, no detectaban la enfermedad en los análisis que le realizaban, señal inequívoca de que fue sanada por el Todopoderoso. “Dios es justo y santo, nos quiere mucho, por eso debemos esforzarnos para poder alcanzar el cambio en nuestras vidas”, además nos alienta a tener esa carga de oración por tantos enfermos para que sea Jesucristo quien obre en su organismo.
Pioneros

Añade que después de años, cuando radicaban en Vitarte, la meta de un grupo de cristianos era comprar un terreno para establecer la iglesia. Luego de un esfuerzo menciona a Godofredo Araujo, Carlos Fernández, Maximina Gomero, Remigio Molina y Nicolás de Cabrera. Eran alrededor de 16 hermanos en Cristo de aquella emergente promoción de los 50’s.

Tiempos, los de antes

“Antes se tenía una vida más consagrada a Dios, había un orden y éramos más obedientes a los pastores, y también cumplíamos en los diezmos y ofrendas”, dice. Y en torno a la vestimenta, para las mujeres era impensable vestir con pantalón, sólo usaban faldas, enfatizando que “La moda es de la gente inconversa” y el pelo lo tenían regularmente largo.

Se alegra que hasta el momento no haya tenido desaliento en su caminar cristiano “Todavía estoy de pie”, asegura, a la vez que dibuja una sonrisa e impulsa a que tengan el mismo espíritu de fortaleza. Así, afirma que con los años ha dado buen testimonio, a pesar de que a veces la ofendían y se burlaban de ella, pero siempre se defendió con la Verdad. “La obediencia y el temor a Dios es lo que debemos ansiar”, dice con una voz calmada Ceferina Prado.

Esther Pino, su hija, está orgullosa de su madre “Es una mujer de fe”, afirma y le agradece por enseñarles a sus demás hermanos (11 en total, de los cuales 6 viven actualmente) la vida de devoción diaria y de consagración al Señor. Por ello, desde pequeños les enseñaba a orar, luego tenía con ellos lecturas bíblicas; incluso recuerda, con una sonrisa en su rostro, que una vez de adolescente su madre la llevó cargada a la iglesia.

1 comentarios:

Ricardo Botto dijo...

Que bueno escuchar de un Dios que no cambia, de milagros y sanidades en la vida de la gente.

En mi página http://milagroshoy.blogspot.com pueden verse varios milagros, ver como Dios sigue obrando hoy.

Que Dios te siga bendiciendo

El Ciberpastor